Por Nelson Acosta

LA HABANA (Reuters) - Noruega y Cuba, los gobiernos garantes en las negociaciones para poner fin al conflicto armado en Colombia, llamaron el martes a reducir urgentemente la intensidad de los enfrentamientos en el país, tras un marcado aumento en los ataques de la guerrilla de las FARC que han afectado a la población civil.

En un comunicado, los países garantes exhortaron a la "adopción de un acuerdo de cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo" para avanzar en los diálogos que se desarrollan en La Habana y construir "una paz estable y duradera en Colombia".

"Instamos a las partes a restringir al máximo las acciones de todo tipo que causan víctimas y sufrimientos en Colombia, e intensificar la implementación de medidas de construcción de confianza", dijeron.

El jefe del equipo negociador del Gobierno de Colombia, Humberto de la Calle, advirtió recientemente que el diálogo de paz con la guerrilla de las FARC está llegando a su fin y que los delegados podrían levantarse de la mesa por el aumento de los ataques rebeldes.

Las negociaciones en La Habana buscan acabar con el conflicto armado de más de 50 años que ha dejado unos 220.000 muertos y millones de desplazados.

Además de los garantes, Chile y Venezuela actúan como países acompañantes de las negociaciones de paz que se han extendido por 31 meses.

Poco después de la declaración, el jefe del equipo negociador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Iván Márquez, insistió en que la guerrilla quiere llegar a un acuerdo con el Gobierno y criticó las declaraciones de De la Calle.

"No queremos hoy darle espacio a las voces agoreras del fracaso de los diálogos, ni a la desmesura de las palabras de quienes teniendo en sus manos la sagrada responsabilidad de construir la paz, flaquean frente a las adversidad (...) y amenazan con abandonar la búsqueda de la reconciliación", dijo al leer un comunicado.

"Deseamos firmar la paz con este Gobierno, pero es preciso retirar la enredadera jurídica atravesada en el camino", añadió.

Márquez dijo con tono enérgico que en manos de ambas partes está la posibilidad de poner punto final a los choques armados y a las hostilidades, pero apuntó que "no se puede condicionar a exigencias de sometimiento penal, ni a exigencias prematuras de concentración de la guerrilla, ni de dejación de las armas".

Las FARC rompieron un cese unilateral al fuego a finales de mayo en represalia por un bombardeo militar en el que murieron 27 rebeldes, incluido un líder que participó en las negociaciones de paz en La Habana.

Desde entonces, el grupo rebelde que cuenta con unos 8.000 combatientes ha lanzado ataques a torres de energía, oleoductos y carreteras, que han afectado a la población civil y provocado graves daños ambientales.

En las rondas anteriores, las partes ya han logrado acuerdos para dar acceso a la tierra a los campesinos pobres, facilitar la conversión de la guerrilla en un partido político, combatir el narcotráfico, sobre el desminado y para la creación de una comisión de la verdad.

(Reporte de Nelson Acosta, editado por Gabriela Donoso en la Mesa de Edición de Santiago)

reuters_tickers