LA LEY DEL TALIÓN EN LA ACTUALIDAD
- Escrito por Francisco Huber Olea
Recientemente un juez de Colorado condenó a varios jóvenes, denunciados por el molesto estruendo de sus aparatos musicales, a soportar música que les disguste a idéntico volumen durante un hora diaria, con el fin de que comprendan el daño causado y sean más respetuosos en el futuro, me llevó a reflexionar sobre su utilidad
en el campo del Derecho Público.
Lo primero que pienso, tras conocer las circunstancias de la sentencia del juez de Colorado es la conocida Ley del Talión, cuya formulación bíblica es terrible y escalofriante: “…Mas si hubiera muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe”. Lo segundo, es la película Naranja Mecánica, en que la sociedad aplica a los jóvenes violentos su propia medicina a base de imponerle la visión forzosa de películas de extrema violencia (inmovilizando al delincuente frente a una pantalla, impidiéndole cerrar los párpados, para soportar crímenes, depravaciones y holocaustos, una y otra vez), y todo ello con el fin de que finalizado el tratamiento, la sola intención de agresión les provocase arcadas y repulsión.
Lo cierto es que el Ordenamiento Jurídico es la respuesta a problemas y si las sanciones administrativas no cumplen su meta disuasoria o de ejemplaridad, algo habrá que buscar como alternativa. En principio la ley del Talión se ajustaría al principio de proporcionalidad, pero repugna la justicia. Forcemos nuestra imaginación para trasponer la ley del Talión al ámbito administrativo: ¿Qué tal si el conductor del vehículo bajo los efectos del alcohol fuere obligado a cruzar con los ojos vendados una carretera de obligado paso por conductores procedentes de una fiesta de botellón?;¿ Es aceptable obligar al dueño de una discoteca ruidosa a vivir junto a una cantera con estruendosas voladuras de explosivos?; ¿Sería práctico llenar de basuras la vivienda de un sujeto que arroja papeles al río o a la vía pública?;¿Sería justo romperle los videojuegos a un joven que destroza el mobiliario público?, etc.
Lo cierto es que en el plano práctico, la ley del talión puede resultar absurda o contraproducente: ¿quién ve allanada su morada se sentirá satisfecho si le permiten vivir en la casa del delincuente?, ¿la violada debe castigar al violador violándolo a su vez?¿ el que copia del examen de un compañero, se vería castigado a soportar que éste le copie del suyo?, etc.
En fin, tales preguntas y ejemplos pretenden mostrar cómo el Derecho no debe servir de puente a la barbarie. Fácilmente se calienta la boca de la víctima de una infracción reclamando justicia ejemplar, pero pronto enmudece si el implicado si por azares del destino, el responsable fuere él mismo o un familiar. La grandeza del Derecho es que siempre lucha con florete aunque algunos individuos apliquen puñaladas traperas. Claramente lo sentenció Mahatma Gandhi: ” Ojo por ojo, y el mundo se quedará ciego”.
Mi twitter @sr_magistrado
Muy interesante el tema, puesto que se cree que en la actualidad no se utiliza esta afirmación, pero es más común de lo normal. Se ha evolucionado mucho respecto a este tema, pero tal parece que muchos viven aún en el pasado.
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